Los receptores RFc tienen como función el reconocimiento de los anticuerpos (Inmunoglobulinas) mediante el fragmento Fc que las compone. Por su parte RFc Gamma y RFc Alfa tienen un importante papel en la detección y eliminación de bacterias con cápsula. Esta cápsula, gracias a la presencia de diversos componentes como polisacáridos no permite a las células fagocíticas actuar reconociendo al agente y por esta razón la inmunidad mediada por anticuerpos resulta muy importante para este tipo de microbios.
Por su parte, la Ig E tiene un papel protagonista en la eliminación de ciertos parásitos. En este caso, receptores RFc épsilon (de tipo II) situados en células claves como mastocitos y eosinófilos, son activados por el complejo anticuerpo-antígeno desencadenando una reacción. (Ver más adelante). Es el responsable también de la hipersensibilidad de tipo I.
Además, la Ig G puede reconocer también células infectadas por virus y células tumorales, pues en ambos casos se expresan en la membrana varios antígenos susceptibles de ser reconocidos por esta inmunoglobulina. Gracias a la unión entre anticuerpo-antígeno pueden desarrollarse diversas respuestas como la citotoxicidad mediada por céulas NK, macrófagos/monocitos, etc.
Este tipo de reacción encabezada por la interacción antígeno-anticuerpo-RFc se la conoce con el nombre de CCDA (Citotoxicidad celular dependiente de anticuerpo) y también puede incluir a la reacción llevada a cabo por mastocitos y eosinófilos con Ig E, o la activación de células fagocíticas mediante IgA.
Pero además de mediar a CCDA y la fagocitosis, los RFc pueden mediar la liberación al medio de varios tipos de citoquinas que regularán el camino a seguir de la respuesta inmune.
Conclusión: Los RFc pueden mediar la fagocitosis de agentes patógenos, la CCDA y la inducción a la generación de citoquinas que servirán de señal para continuar o modular la respuesta inmune.